Ciertamente, no todos los días muere un presidente en el ejercicio de sus funciones, aunque en el caso del Presidente Chávez, había sido electo más no juramentado. En esta difícil hora de la sociedad venezolana y más allá de las especulaciones que siempre hubo, sobre si había fallecido hacía ya bastante tiempo, lo importante a nuestro juicio fue el llamado que hiciera al país en trasmisión conjunta de radio y televisión, el señor Nicolás Maduro, llamando a todos los venezolanos a la paz; al respeto, en fin, a la convivencia. Eso ha sido lo más importante del discurso del señor Maduro. La historia se encargará de hacer los análisis de lo que significó el ejercicio del poder por parte del señor Chávez, que  ha marcado la historia de Venezuela y ha dejado un registro significativo que habrá que estudiar y sobre todo, decantar para dejar atrás y superado para siempre, los rasgos caudillistas y autoritarios que sin duda alguna, fueron exponenciales en su gestión.

Venezuela debe ahora avanzar, a pasos de vencedores, hacia su verdadera transformación institucional y de toda la sociedad para arribar de una vez por todas al siglo XXI y estar a la par de la sociedad moderna, especialmente la latinoamericana, que de forma mayoritaria cree en el emprendimiento privado de sus ciudadanos y en el fortalecimiento de la propiedad privada en general, como principal apoyo de esa transformación positiva que está sufriendo gran parte de nuestra la región. Con la muerte de Hugo Chávez Frías, debe aparecer un orden natural en muchas cosas, lejos de la constante división social que apuntaló y que generó gran resentimiento social en Venezuela.

La convivencia comunitaria debe procurar la tolerancia entre sus miembros y en lo que respecta a las comunidades inmobiliarias, ese entendimiento debe traducirse en mayor responsabilidad de los propietarios por respetar los derechos y garantías de la propiedad privada. La construcción de viviendas de interés social para darle dignidad y mayor significado a la vida de millones de venezolanos debe fortalecerse, ahora sin mayores trabas, para permitir que el sector privado coadyuve al gobierno nacional en su realización. Deben quedar enterrados los ataques y la exclusión de los constructores venezolanos que tanto trabajo pudieran generar en pro de toda la sociedad.

El rescate del orden legal en torno a realidades como las del arrendamiento inmobiliario de viviendas es un imperativo dentro de la  sanación psicológica colectiva del venezolano, tanto en su condición de arrendadores como de arrendatarios. Las situaciones injustas que ambos factores han vivido a causa de la división social y explotación política del concepto de lucha de clases en la Venezuela gobernada entre 1999 y 2013, deben cesar, pasando ésto por el rescate de la autonomía de un poder judicial que entienda de una vez por todas, que debe constituirse en un verdadero poder, respetándose así mismo,  enalteciendo la ley y nunca jamás hacer causa política para determinado sector de poder de la sociedad. Los poderes públicos lo son para hacerse contrapeso natural en el ejercicio de la verdadera democracia.

Una reflexión final, especialmente al señor Diosdado Cabello Rondón, quien a partir de hoy está llamado a jurar el cargo de Presidente Provisional de la República Bolivariana de Venezuela: ejerza el cargo con independiencia; autonomía; sin cálculos políticos sobre el poder. Llame a la reflexión a los venezolanos y sobre todo, tome las medidas que sean necesarias en su corta estada como Presidente de la República, para el reencuentro de la hermandad venezolana y sobre todo, en la materia que tanto hemos estudiados desde diciembre de 1998 que es la propiedad privada (en su figura de las comunidades inmobiliarios, tema al que se dedica este blog); aproveche y ponga orden en las materias que aquí hemos señalado, sin que ello signifique su claudicación de conceptos por su participación en torno al  impulso de la nueva Ley de Arrendamiento Inmobiliario de Viviendas, el cual sin duda alguna debe ser modificado para el bien legal del país.

Esperamos pues en general, que el  tránsito o ruta del poder político en Venezuela no se vea nunca más obstaculizado por proyectos personalistas sino por aquellas que garantizan el impulso y respecto a toda la colectividad nacional, sea o no partidaria de una determinada ideología política o simplemente, un factor independiente!

¡QUE VIVA VENEZUELA!

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