Uno de los factores o chispa desencadenante para que una comunidad de propietarios entre en el proceso de convicción que es necesario su cambio de conductas, hábitos o forma de actuar dentro de una determinada comunidad, surge cuando recibe un choque, un impacto profundo en su condición moral o valores axiológicos, producto de hecho (calificado como negativo y que produce nefastas y desastrosas consecuencias que impiden la vida pacífica) que pertuban su conciencia de forma permanente y de tal modo, que no tiene otro recurso que actuar en el escenario que sea, para seguir recibiendo o padeciendo ese impacto negativo. Entonces ¿cómo motivar?.

Ese escenario que sea no es otro que el escenario legal, el que se enmarca dentro del estado de derecho de una república que permite diversos canales de actuación para la defensa de los derechos de los ciudadanos.

Por ejemplo, una comunidad de propietarios que percibe que los recursos económicos que produce la rentabilidad de su patrimonio y que por culpa o dolo en su manejo por parte de quienes ejercen un mandato de administración, puede resultar en el hecho desencadenante para que miembros de esa comunidad procedan de inmediato a organizarse; a tomar acción en la defensa de sus derechos e intereses; en definitiva, a protegerse.

Te recomendamos leer: Sacamos el condominio del foso de la ruina.

La organización comunitaria tiene múltiples facetas de acción: desde la constitución de movimientos de ciudadanos organizados en asambleas de ciudadanos, con la designación de sus vocerías, mesas de trabajos, comités de apoyo; representantes comunitarios; veedores; contralores de gestión o cualquier otra figura con funciones específicas; hasta la creación de comités de usuarios para defender sus derechos en los temas de los servicios públicos; o bien creando nuevas personas jurídicas para proponer y guiar nuevos modelos de gestión ante las autoridades públicas competentes establecidas.

Estos procesos de organización llevan su tiempo: hay que tanto convencer como motivar y dirigir a muchas personas en pos de un objetivo y conciliando sus talentos con sus formas de ser; coordinando las distintas personalidades para evitar prontas desersiones o rupturas que los debiliten.

No todo el mundo sirve para todo:

Esto hay que entenderlo desde un principio cuando se propone la creación de un movimiento ciudadano de considerables proporciones. Tiene que existir un grupo de dirigentes que marque el rumbo, para evitar la gerencia tumultuaria o burocrática. La toma de decisiones de los movimientos nacientes o los ya consolidados es tu tema de suma importancia, porque de no existir una dirección reconocida con un protocolo de debates para la toma de decisiones. Esto es imprescindible para el manejo del liderazgo y también del tiempo.

La redacción de un proyecto o plan de acción: este elemento quizás representa la expresión civilizada de la reacción de la comunidad, la cual ante un desastre administrativo que padece, tiene que organizarse pero en torno a un plan de trabajo. La metodología par redactar este plan es también un aspecto importante, puesto que si se apela por ejemplo a la consulta de la comunidad, tomará más tiempo definirlo, que si se le confía a un equipo redactor y luego se somete a un consenso aprobatorio. Pero el plan es determinante y ya veremos por qué.

¿Cómo motivar?

Al tener un plan definido surge la necesidad de comunicarlo, de compartir la visión de la acción para agluitinar iguales o similares voluntades y pensamientos para ejecutarlo. Lo importante, es que como la actividad comunitaria es responsabilidad de todos los propietarios, no es exclusiva ni excluyente de ningún grupo o persona, razón por la cual se logra y desarrolla el concepto de la “inclusión en la acción”. Si esta acción es positiva, novedosa, histórica y marca una pauta en la vida de la comunidad, sin duda logrará el reconocimiento no solo de la mayoría de sus miembros de buena fe que quieren cambiar las situaciones negativas, por positivas; sino que además, a la luz de las autoridades públicas locales, estadales y nacionales surgirá un reconocimiento expreso o tácito, que formará parte del del juego de lo público.

La paciencia:

Antes dije que todos estos procesos toman tiempo; eso es una limitante. Una forma de acelerar el proceso de organización es comenzar cuanto antes a ejecutar las pequeñas tareas; gestionar los compromisos de los propietarios en las acciones que más impacto generen en programas de atención a su población, para ir creando un “músculo de confianza” y para incorporar a más personas en la acción el menor tiempo posible.

Evitar la politiquería:

Los movimientos de organización comunitaria cuando son poderosos y muestran resultados favorables; medibles en índices de gestión ciudadana, comienzan a ser atractivos para los partidos políticos que pululan en la geografía de su actuación. Una advertencia: cada propietario puede tener su “corazoncito político” pero si que quiere mantener la fortaleza de un movimiento comunitario, no se debe caer en la tentación o permitir que los politiqueros contaminen la esencia de su nacimiento y acción. Los movimientos vecinales no deben buscar nunca el poder político, sino en todo caso, coordinar con las autoridades del poder público en sus distintos niveles, las respuestas necesarias para realizar una cogestión de políticas públicas en un ámbito geográfico determinado.

Sobre la mediocridad gerencial:

Aquí me refiero al desmantelamiento que sufren las instituciones comunitarias: asociaciones civiles, juntas de condominios, consejos comunales y comunas donde una sola persona tiene la voz cantante, y es la que todo lo decide y compromete en el manejo de esa institución, por la complicidad u omisión del resto de sus miembros en las decisiones que se toman en una junta directiva. La recomendación es, amigos lectores, si usted pertenece a una Junta, sea cual sea, entienda que tiene el derecho y el deber de seguir sus propios criterios y que a la hora de votar para tomar una decisión, argumente, vote a favor, en contra o salve su voto, para que salvaguardar su responsabilidad jurídica siempre.

Elaborado por Rafael Ángel Viso Ingenuo, abogado venezolano.

Comparte este post:

Publicaciones Similares