La Ley de Propiedad Horizontal en  Venezuela nace el mismo año que su democracia,  en el año de 1958. Y creemos que no es por casualidad, más sí por causalidad. Un país que venía de una dictadura militar, en una transición de lo rural a lo urbano luego que apareció la explotación petrolera en nuestra economía, estaba ávido de desarrollar sus instituciones y su cultura democrática; ¿y cuál más necesaria era  una ley que regulara la convivencia pacífica, de respeto al derecho ajeno, a la propiedad privada que la que regulaba el nacimiento de la propiedad horizontal en el país? Porque eso hace en esencia esta legislación: desarrolla y dicta las principales normas para regular en el ámbito más pequeño de la sociedad, en un tipo de organización que se da en un determinado espacio, la vida de los ciudadanos, lo que nosotros denominamos más coloquialmente, el país chiquito, micro que todos vivimos todos los días, nuestro condominio.

      El condominio: ¿democracia o autoritarismo en su gestión?

      La gente le huye a pertenecer a una junta de condominio porque le teme a los conflictos;  a la peleadera estéril entre los vecinos; a la pérdida de tiempo y nosotros que nos hemos puesto a estudiar el mundo condominial venezolano desde hace unos 21 años, concluimos que las conductas de quienes asumen la responsabilidad de conducir la administración del condominio desde su junta directiva se desnaturalizan principalmente por el desconocimiento de las normas que lo rigen, vale decir, su documento de condominio, su reglamento, la ley de propiedad horizontal y los acuerdos tomados válidamente por los propietarios. Entonces, nos preguntamos: ¿cómo puede haber una gestión libre de conflicto si quienes están llamados a pertenecer a una junta de condominio ni siquiera se toman la molestia de leer los documentos principales de donde emanan los derechos y deberes de toda la comunidad de copropietario y en los cuales están las reglas para precisamente evitar los conflictos?

      Ante el escenario conflictivo en los condominios hay propietarios que creen que hay que manejarse con una mano de hierro; de forma intransigente y tomar decisiones a trocha y mocha llevándose a quien sea por delante, y que para poner un orden y demostrar autoridad. Esto lo que logra es el efecto totalmente contrario: aumentar los niveles de conflictos y sobre todo, el descrédito de los miembros autoritarios, que además, ponen a jugar todos sus caprichos personales a favor de sus ventajas y privilegios, lo que terminan produciendo un gran malestar; génesis de todo resentimiento y sembrando las semillas de la venganzas en grupos de propietarios que le son adversos, que se prepararán para asumir el control de condominio, para pasar, tarde o temprano, sus facturas a sus predecesores autoritarios, sin darse cuenta que incurren en los mismos errores.

      ¿Dónde está la solución y el equilibro en la gestión condominial?

      Definitivamente, está en la aplicación correcta de la norma; en la actitud y aptitud para desarrollar una actividad comunitaria apegada a lo establecido en el documento de condominio y en las leyes. La buena marcha del condominio va a depender exclusivamente en la voluntad de la junta de condominio y del administrador de querer salvaguardar los derechos que todos tienen y que están garantizados en estos textos. Se trata de un juego de poder donde deben a actuar con flexibilidad en la forma de llevar las relaciones humanas con los propietarios y al mismo tiempo, demostrarles el principio de autoridad pero no con arrogancia, imposición o abuso de derecho; sino con el ejemplo propio de sus conductas de respeto a la ley, y demostrando que su cumplimiento efectivamente es lo que más le conviene a todos por el trato igualitario que apunta la ley.

      Si queremos vivir mejor en nuestra Venezuela, entones tenemos que acostumbrarnos que no puede haber privilegios y tratos preferenciales en la sociedad, sino en los casos que lo establezca la ley y por las razones que generarán un mayor beneficio a todos. El imperio de la ley y su aplicación generalizada  del régimen de premios o castigos que ella contiene, es lo que permitirá que se siga aplicando  y respetando. Quien la infrinja tiene que tener la absoluta certeza que será sancionado conforme a derecho

      El paralelismo entre un  condominio y un país es grande: tal y como nos comportamos en nuestro más pequeño entorno, así nos comportaremos con respecto a las obligaciones que nuestro estado de derecho nos impone en otros ámbitos, donde el nivel de relaciones humanas con nuestros compatriotas es mucho mayor que las que se dan en el condominio, pero ambas igual de importantes y parte de una misma base: el respeto del derecho ajeno; el imperio de las leyes y eso se logra con cultura cívica; con educación y con la voluntad de aplicar las normas aún en contra de la voluntad de los desadaptados sociales

Este espacio es patrocinado por Asesorías Pro Condominios C. A., empresa  socialmente responsable. Educando a las comunidades inmobiliarias de Venezuela por un mejor vivir.

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